Escribí «¡España despierta!» y posteriormente «España despertó» para constatar dos hechos que nos afectan a todos. El letargo provocado por años de un nivel político bajo y a golpe de tuit, y el repentino despertar de la sociedad para defender lo que todos llevamos dentro, la España de nuestra niñez, la bandera de los éxitos, la libertad tras la transición, todo lo que somos.
La espiral del silencio se rompió y el miedo terminó, como el asesinato de Miguel Ángel Blanco supuso un antes y un después en la lucha contra ETA, el golpe de Estado del 1-O ha supuesto una entrada de lleno de esa España apolítica, silente y taimada en la cruda realidad. Balcones llenos de banderas de España, concentraciones en las principales ciudades al grito de ¡Viva España! y publicaciones a favor de la unidad nacional en redes sociales, con nombres y apellidos.
Pero todo esto no tiene sentido si no se completa con una continuidad, porque en España, el que aguanta gana y eso lo saben en Cataluña, pero también lo sabemos en Madrid, en Cádiz o en Badajóz. Los españoles han decidido continuar con su enfado y con su exigencia de cumplimiento de la Ley, pero en esta ocasión no ha sido un partido político el que ha capitaneado la lucha y la constancia (como hizo el PP contra ETA), en esta ocasión han sido dos instituciones queridas y respetadas, pero no tanto como hoy, no tanto como ahora, la Policía y la Guardia Civil.
La policía y la Guardia Civil nos han demostrado que no estamos solos, que ellos nos protegen, que da igual si eres de izquierda o derecha, que da igual si estás pendiente de los telediarios o no. Pase lo que pase, hay 15.000 efectivos desplazados, con la orden de no actuar sin provocación previa, con la angustia de no actuar de forma desproporcionada (para eso están entrenados los GAR (Grupos de Acción Rápida), la UIP (Unidad de Intervención Policial), las UPR (Unidades de Prevención y Reacción) y las GRS (Grupos Rurales de Seguridad).
(Gracias a Pedro Corral por facilitarme el vídeo de la policía gritando ¡viva España! en Pineda de Mar)
Pero curiosamente la traición de los Mossos y la trampa de la Generalitat han provocado que no solo nos sintamos arropados por los policías y los guardias civiles, sino que nosotros seamos los que les queramos arropar a ellos. España entera está coreando el «no estáis solos» para decirle alto y claro a todas las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado (menos los traidores de los Mossos) que estamos con ellos. Catalanes que les ofrecen sus casas para dormir, sevillanos que se organizan para aplaudirles en sus desplazamiento, madrileños que nos morimos de ganas de «hacer algo» si, de hacer algo, porque tu que estás leyendo esto… ¿no tienes ganas de ayudar?.
La Policía y la Guardia Civil han resistido como los tercios en Flandes, al margen de las estrategias de sus mandos, de las directrices de los políticos y del acoso violento…son españoles defendiendo a España, ¡coño!. Españoles que defienden tu modo de vida y el mío, que dan porrazos a los que se hacen selfies con Otegui, que dan porrazos a los que destrozan coches de la Guardia Civil o que dan porrazos a los que bloquean carreteras. Si no quieres un porrazo, no te saltes la Ley. Punto.
Y cuando tengas la tentación de asumir el discurso podemita del diálogo, cuando te veas débil en una discusión con amigos, cuando sientas que estás solo defendiendo a España… piensa en esos 15.000 valientes que están lejos de sus mujeres, de sus maridos, de sus niños, de sus vidas. Piensa que si a ti te cuesta defender a España, más le cuesta a policía que duerme en un camarote de 3 metros, comparte baño con cuatro compañeros y su jornada de trabajo implica aguantar a miles de independentistas que les insultan y les tiran piedras.
¡No estáis solos!